I
Atino a ser lento
a moverme reptando
sobre agua de colores brillantes,
refracción de la luz ultrajada.
Atino al blanco, las puntas negras
de una flecha de madera
de ataúd cansado de no ir
a tierra.
Atino al tributo,
al viento que emana
de los árboles
de aquellas aguas
de aquellas flechas
de esos ataúdes.
II
Despacio, que la noche se nos viene,
descalza tu caparazón
de sabiduría.
Suave, múdate de este cuarto al otro,
al otro lado del pasillo,
con ventana a otra ventana, con cortinas azules.
Tibio, el mate sobre la mesa,
la coca en la taza, el pan en los labios,
la soledad en los hombros.
Dulce, desnúdate el trabajo,
ve a la azotea, enciende el cigarrillo,
duérmete bajo el manto gris.
Carlo enrique
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