Hastío °18
¡Oh dolor, dolor! Hijo ensombrecido
de trasatlántica pasión,
cuando haya enmudecido
la lira roja
de tu corazón
habrá caído negra sábana
sobre los actores del teatro del mundo
como lívido telón.
¡Oh amor, amor! Hijo tullido
de vaga y díscola razón,
si la luna se aparatara
de los mares y mares,
de los barcos y los hombres, de la desazón;
lloraría el firmamento
tétrico fuego asolador.
Entonces las máquinas partirían a la guerra,
a saber de la humanidad y sus estribos,
a saber de la vida y su final.
Y así aprece hijos míos; la luna,
en su pálido desfile,
su cenit alcanza ya,
y los cuentos que para su felicidad pueril creaba,
la cruenta tecnología no me muestra ya.
Adiós hijos míos, héroes sin historia,
la tierra morirá.
Carlo enrique.
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