sábado, 26 de noviembre de 2011

Sábado 26 de noviembre

Postrada en cama, Mimí, no salía mas a tomar el fresco, el verano arreciaba y las flores habían ya alcanzado su esplendor. Era una pena, en efecto, sus padres hacían de todo por distraerla aunque no fuera muy necesario: Mimí tenía una capacidad de abstracción abrumadora, pocos se habían dado cuenta; a parte de ser una lectora efusiva, Mimí escribía a escondidas unos poemas cortos que ya muchos desearían escribir, era la cumbre de la contemplación. ¿Cómo me di cuenta? - cierta vez la entrevisté con ocasión de una fiesta en su casa, salimos a pasear al inmenso jardín con árboles de palta que estaban por detrás de su casa en Huachipa, al poco tiempo de eso cayó enferma y no pudo mas pasear por las laderas. Cierto es que yo contribuí con inumerables volúmenes a su biblioteca.

En su languidez, sus labios rojos eran un remedo erótico de las muchachas de las revistas de moda, porque era alta y fina como ninguna pero pálida en la misma medida desde hace no mucho; y lejos de decepcionarme su apariencia tan reducida, me atrajo más, como si la tibiedad de su semblante, digno de ser escupido por Dios en un esputo divino, carcomiera mi espíritu con los vórtices oscuros que emanaban de sus pupilas ¡oh qué bellos ojos!

Cierta vez, entre sollozos, dijo:
No deberías desvelarte por mi que no tengo solución, si hasta estoy feliz de estar así porque vienes por mi y me colmas de regalos y fortuna. Si hubieras sido tú y no yo, no habría ido a verte; perdóname.


Eso fue una punzada en lo más profundo de mi ser, yo me había enamorado de ella. Compungido por tal declaración solo atiné a visitarla al tercer domingo, totalmente arrepentido de mi estupidez a pesar de su sinceridad. Aquella vez volví con una compilación de poemas que había hecho para ella: los perfumó con lágrimas. Al poco tiempo entró en coma y sin sufrir mucho falleció.

A su deseo, reposaba en aquel jardín donde leía sus poemas, donde me enamoré de ella, sus padres pusieron como epitafio unos versos que yo le hice.

Algo terrible ha pasado: se ha desbordado el río y se ha llevado la casa con los libros, parte del jardín y con este la tumba de Mimí, con todo y sus padres; los vecinos me contaron que ellos no opusieron resistencia al desastre. Contemplo la grieta que devoró el lugar de mi lánguida ¿felicidad?; jajaja... Vallejo se resbala: "Melancolía, basta!"; aun encontré los paltos con la inscripción de su nombre. Cuando púber gané algún campeonato de natación, y ahora me han dado unas ganas terribles de nadar.

http://www.youtube.com/watch?v=OAmO44e-E6M

Carlo enrique

2 comentarios:

  1. Inesperado final... sigue cultivando esta afición, veremos por qué senderos te llevará. Saludos!

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  2. Muchas gracias por darle una hojeada, espero crecer; para tales efectos ansío ser como un infante curiosísimo.

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