Carta a M...
Querida M, lamento no poder estar presente cuando más quisiera verte. Admirarte a ocultas ha sido una pasión verdaderamente satisfactoria, créeme cuando digo que he sentido saciedad como espectador. Pero en mis detenidas observaciones a tu semblante me he dado cuenta de tu insatisfacción, eso a lo cual sueles referirte como el no hallarte. No me hallo, dijiste cierto día de Junio cuando trabamos conversación, para ese entonces yo había adivinado que necesitabas ser escuchada y así fue. Lamento también mi insoportable frialdad, no hace mucho solía ser una persona mucho más cálida y divertida. Reconozco en ti el primer síntoma de la frialdad, esa que me aqueja, que me hace apático aun contra mi voluntad; quisiera ayudarte, quisiera que no caigas en ese vicio enfermizo, en ese placebo conformado por la depresión.
Se lee bien esta noche noche de invierno con sabor a café y algo de desgano; en algún momento todos somos un poco cálidos pero nos es imposible no caer en ese "vicio enfermizo" que puede ser la depresión.
ResponderEliminar