viernes, 27 de enero de 2012

Se deslizaba su cabellera bruna por una lánguida tarde

Ella
admirando mi vientre
celosa de mi vientre
celosa del vientre de una amiga
que en la noche iba a parir

Se arrodilla
y en actitud feligresa
acude a mi pecho gris
provocándome agitados ronquidos
con su cabellera bruna

Ella
desdeñando mi fijación al horizonte
hace cínica la tarde
mientras pronuncio una ley de la naturaleza
¡prendido a sus ojos como a un espejo!

Se arrodilla
y en actitud filosófica
acude a mi oído diciendo:

¡Oh gato ecuánime!


Carlo enrique

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