Hijo predilecto de Carlos Enrique, el cosmopolita, que prefiere mantenerlo al margen de su vida cotidiana ya que cree él que sería enteramente perjudicial para él mismo dejarse acompañar por él hacia todos lados, sería como llevar un espejo al lado sin necesidad de sostenerlo pero sí de cuidarlo, sino se rompería.
martes, 5 de febrero de 2013
[...]
la ilusión se ha escapado corriendo por mis ojos
porque me siento solo muy solo
y me apetece la edaddelalocura que se hincha
en sus mejillas
que no puedo esperar otra estancia
ni otro tiempo
ni otra feria
ni otro estival
que levito todavía
y que nunca-siempre-jamás
he querido decir lo
que digo ahora
-miento,
simplemente no lo he dicho-
y si su paciencia
se permite pintar todavía las avenidas
de un sonoro beso
déjeme decir que estoy presto
a participar de la destrucción
del sol
que nos enceguece cuando por rubor
miramos el asfalto.
Carloenrique
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