domingo, 19 de junio de 2011

Retrato de la depresión

Retrato de la depresión

Se supone que las tardes de verano que se alojan en los recuerdos deben remontarnos a escenarios fabulosos, salvajes, naturales, de fiesta de agua, carnavales, danza, festival de la vida. Pero no, los recuerdos de verano se filtran desde la ventana inconmensurable del otoño, etéreo y sin prisa, vislúmbrase ya el gris invierno, devorando los cerros aledaños. Esos recuerdos se transfiguran en siluetas femeninas, conocidas e imaginarias, o conocidas y mezcladas, al fin y al cabo es inevitable confundir a una y otra y terminar recordando defectos por virtudes o los perfumes de una y otra y llamar a una nueva amiga por el nombre de una ya distante.

Aquellos escenarios que se supone deberían alegrarme en el pequeño rincón donde vengo a guarecerme del inclemente frío y la niebla sepulcral de Lima están plagadas de hastío, el tráfico, los maniquíes andantes. Pasa que existen gentes que así como yo y a pesar de sostener relaciones interpersonales aun sienten esa terrible soledad bajo la sábana del oprobio que tiende esta ciudad. Lima, la horrible, la que se debate entre diversas posturas ideológicas políticas se debate también entre el morir de los tubos de escape que nos fulminan a diario.

¡Camila! Surge la idea de un ser no visto, ¡Camila! Y me fulminan los faros en luz alta, la Av. Wilson ha de tornarse infinita, Av. Arequipa unas bancas cansadas y el suelo tan propicio al sueño… ¡Camila! Y tu nombre me suena a la ausencia de los colores y a silencio. ¡Camila! Y volver hacia la Av. Wilson buscando basuritas que patear, tomar un bus rumbo a casa… ¡Camila! Y el puto chofer hace una mala maniobra, nos estrellamos contra el muro que protege la caída al río Rímac en la entrada al distrito de San Juan de Lurigancho, otro bus nos impacta por detrás…

¡Camila! Cuando vendrás a verme, han pasado dos meses, recinto blanco, cama dura, el frío se intensifica y ya no cantan las aves cerca de mi ventana. ¡Camila! Y me pregunto: ¿No será ella la que está gritando mi nombre?


Carlo enrique.

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