¿Cuáles serán las baladas que tararean los prisioneros?
Muerto, no muerto, da lo mismo cuando el rostro no recibe la gracia de ser iluminado por el sol. Agito o no, la tos o las rutinas del terror a las que nos someten. Escribir y quemar los cuadernos, como el naranja que hace un tiempo ya contribuyó a la coloración oscura del cielo. Las guerras que se desatan, entre los hombres y dentro de los hombres, abren zanjas abominables.
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