Como poeta es estúpido dejar la participación mística de lado.
¿Pero qué es la participación mística para el poeta?
No es más que la necesidad de cubrir con palabras y sonidos los rincones turbios del universo, llenar con palabras luminosas los "vacíos" para poder contemplar a entereza lo que acontece, lo que es; y poderlo manifestar de manera que todos, sin exquisitez alguna, puedan entender y llegar a catarsis con sus poemas, que trascienda.
El poeta es un filósofo en potencia, pero el filósofo no es un enmarañador o desenmarañador del lenguaje según toque, es un atrevido y radical que se atreve a fabricar explicaciones racionales y científicamente contrastables del todo, e inclusive ejerce el poder del cambio.
(Inconcluso)
Carloenrique
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