I
Niña,
son verdes las veredas
que enterneces
con tu juego: carnaval sublime.
Es verde la tela
que osa velar tus pechos
y son dulcísimos caramelos tus ojos.
La noche es incierta:
los postes de alumbrado vigilan tu ventana.
II
Seguirte bajo sombra
de árboles frondosos
cual bestia al acecho
por tu ligero olor
a
sangre.
III
Niña:
imagen tersa
de la poca esperanza.
El miedo nos asalta y
dos palomas muertas
caen en picada.
Núbil vientre
de crecidas ansias.
Me desfilan por el rostro
sencillas lágrimas;
pronto se diluirán
las estaciones
de tu inocencia
y esta vez
serás la responsable
y yo no tendré que ver en nada.
¡Oh alucinaciónenvenenada!
Carlo enrique
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